Restaurante DiverXO

Ayer estuvimos comiendo (una celebración que se había pospuesto cuatro meses) en DiverXO, un pequeño restaurante madrileño que a estas alturas no necesita presentación.

No creo que pueda decir nada original porque la aceptación que está teniendo es inmensa y ya se ha hablado mucho.

DiverXO es un restaurante pequeño. Tiene dos plantas pero ayer solo estaba ocupada la de arriba, no sé si para las cenas utilizan las dos. Ayer estábamos comiendo menos de veinte personas en un saloncito que se ve en la imagen (la foto la encontré aquí).

Hay restaurantes en los que lo único que importa es si has comido bien. DiverXO no es uno de ellos. De entrada, puedo asegurar que vas a comer bien (muy bien), pero no se queda ahí la cosa. En este restaurante vas a disfrutar, a aprender, a sorprenderte, etc.

La imaginación de los platos de David Muñoz es increíble, todo un lujo de comida en la que encuentras platos buenos y platos muy buenos, pero no hay ninguno que digas, "mmm, este no" (en elBulli hubo uno que no nos convenció mucho).

Según su propio chef, en DiverXO nos podemos encontrar

Una cocina con mucha creatividad, con mucha imaginación. Es un tipo de cocina
que no tiene fronteras pero sí reglas. El problema con la cocina de fusión
en
España es que ha sido una cocina sin fronteras y sin reglas. Yo creo que
cualquier tipo de cocina por más o menos arriesgada que sea tiene que seguir
unas pautas en las que se sustente la propuesta culinaria. Para nosotros la
regla fundamental es no hacer confusión. La cocina de fusión tiene un por
qué,
un hilo conductor con un sustento cultural.

Y es cierto, la fusión oriental sudamericana es sorprendente pero hecha con cabeza y de ningún modo artificial.

Si alguien quiere ver fotografías de un menú más largo que el que tomamos, puede encontrarlas aquí.

Por último el trato que recibimos fue de primera clase, siempre atentos a nuestras necesidades (tenemos una situación especial que tuvieron en cuenta de principio a fin) y con mucho énfasis en hacernoslo pasar bien. El personal de sala muy correcto y transmite un entusiasmo al explicar los platos que se agradece mucho.

El único punto negativo que encontramos es que no hay separación entre fumadores y no fumadores. En cualquier caso, no tuvieron problemas en cambiarnos de mesa al final de la comida cuando nuestros vecinos (después varios cigarros durante la comida) pasaron a los puros.
Un restaurante, una comida, una experiencia, no sólo recomendable si no casi obligatoria.

P.