martes, 1 de abril de 2008

Timofónica y Ryanair.

Después de varios post de recetas (a ver si siguen siendo los más) vuelvo al diván. Una cosa que me molesta es que me tomen por tonto sin conocerme. El que me conozca más o menos bien o tenga motivos para pensar que soy tonto pues vale, no tengo nada contra eso, pero de entrada, tú eres tonto, pues como que no.

La primera de estas bonitas historias ocurrió esta Semana Santa con la compañía Ryanair. El caso es que había un pequeño retraso (hora y tres cuartos) justo a última hora cuando ya estábamos todos haciendo cola para embarcar. Después de mucho rato, por megafonía decía que había problemas técnicos (en la cabeza de los responsables, porque en las pantallas ponía “Embarcando ahora”) pero la información era escasa y apenas audible. Lo siguiente fue que como el avión no podía despegar, nos cambian el avión y de puerta (como si fuéramos borregos ahora aquí después allí).

Bueno, llegamos con más pena que gloria y al ir a poner una queja (en un aeropuerto de este país, que como añadiría Rajoy se llama España) lo primero que nos dicen es que a ser posible en inglés. Pues sí es posible, pero no me da la gana no te jode. Lo segundo es que vengamos a sellarla otro día que la señorita en diez minutos iba a estar fuera de horario (y nosotros llevamos fuera de horario más de hora y media). Y por último, después de sellarla, dice que la mandemos por fax. Sin contar que se quitó a gente del medio diciendo que si no pasaban dos horas no se devolvía todo (lo que no dijo es que se devolvía una parte).

Reflexión: ¿nos quieren poner las cosas difíciles para que no nos quejemos? Porque no encuentro otra explicación. Creo que un servicio de reclamaciones es un derecho que tenemos los clientes y que tendrían que cuidar un poco más.

Vamos con otra: Timofónica. La historia empieza hace más de seis meses cuando nos llama un operador y nos dice que si nos pasamos a Telefónica nos dan tarifa plana en llamadas durante seis meses. Lo primero que haces es preguntar: ¿y después qué? Respuesta: nada, ni permanencia ni te cobramos más ni nada de nada. Claro en vez de telefónica nos llaman del mundo de Candy-Candy y todo es chachi piruli. Bueno, vale, lo hacemos pero nos mandáis las condiciones por escrito para que lo veamos. Cosa que no hacen y te olvidas.

Pasa el tiempo y nos llega una factura en la que tenemos una tarifa plana (no contratada) de 16 euros al mes (sólo llamadas, sin internet ni nada) para flipar. Seguimos flipando, llamamos al servicio de atención al cliente y sin decirlo ya sabían que el problema era la tarifa plana ¿a cuántos han estafado?

Así funciona Telefónica, te llaman por teléfono y te cuentan sólo cosas buenas y te mienten y te engañan sobre el resto (esto lo tengo confirmado por alguien que trabajó allí). Tan conscientes son de que lo hacen mal que no hace falta mucho para que se ofrezcan a devolverte el dinero, tu dinero.

No hay comentarios: